jueves, 9 de abril de 2015

El temor de dejar de ser quien eres, o fuiste...
ese triste sentimiento del cual sales porque no hay remedio
para el miedo, constante descubrimiento,
de saber que aquel que dijo algo sin saber del sufrimiento
solo puede ser porque ya te dijo varias veces, yo miento.
Miento sin saber, pues la verdad no la sé
y a pesar de mis pies bien parados
el lado encendido de mi mente, es el equivocado,
Creo creer lo que otros me hacen ver
a través de una t.v
donde se ve lo que ellos dicen es
la verdad suficiente
pa la poca mente en acción
si no hay convicción,
De la acción que debes hacer
para el ser dejarlo ir, y que vuelva a nacer
Ya lo sé, difícil es ir en contra de la corriente
sin mente como el demente
o esta historia no te enciende?
en llamas prender eso que te mueve
si la vida está ahí, que haces pasando por el frente?
De frente
enfréntate, la cobardía ya es pa los inconscientes,
mantente en pie, no caigas que tus verdades son suficientes
en la boca de los dormidos, no hay letras para tu especie
Se siente en el tiempo ausente de los prejuicios,
 no hay vicios,
si no hay hilos,
que enreden estas mentes fuera de sus niveles
en velas mal puestas de barcos en desniveles
si lees, porque no te haces cargo de lo que ves?
mejor saber la verdad que tu mismo quieras crear
que empezar a pensar, lo que otros ya se demoraron en lograr
para formar grupos de personas dispuestas a dar
su vida sin dudar
su sangre por la patria para resguardar
la bandera con estrella
que a nadie quiere alumbrar,
si no encerrar
en cárceles de poder verde, poder plastificado en papeles.
que se creen?
que no hay más que hacer, que sólo ser, lo que ellos dicen debes ser, para que otro ser, sea el dueño de tu poder?
Háganse ver,
mírense bien,
desde lo que aprendiste a comer,
hay otras soluciones, deja de permanecer!
en el cómodo sentido de no investigar como funciona tu propio estilo
de vida sumisa?, mejor abre las cortinas
que el sol despierte por las mañanas, y te energice cada día,
que el desayuno sea, el rito de los buenos días,
y en las noches, una dulce melodía te abrace la espalda para cubrir la brisa,
que entra por ese espacio abierto para girar el aire que te envicia.









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