Derretida como gota en el mar, y naufragando por los caminos de la marea.. como un ente seguí a la corriente y creí en esa verdad, pues estaba segura, resguardada... como tú, yo era una más. Así estuve por largo rato entre corrientes con olores y sabores distintos me acomodé a todos. Dejándome llevar por el fluir del viento que hace danzar al mar, pero no a mi, yo iba dentro de una corriente, a salvo. Nunca pasó nada, siempre mi reflejo me dió consejos y todo iba bien. 
Pero un día, el reflejo se asustó de mis ojos ennegrecidos y mi rostro maltratado... dejó de mirarme y ya no me aconsejó más, dio la media vuelta y se fue.. le pedí con mil vestidos distintos que se volviera a mi, pero él me esquivó.
El era mi amigo pensé...
Sin amigo en quien confiar, me embriagué; despidiendo todas las formas que él me habia hecho mirar. No alcanzé a mi corriente, me perdí.
Solas con la soledad, flotamos.. preguntandonos que hacer ahora que ninguna corriente nos lleva a ninguna parte, ahí fue cuando aprendimos a nadar.
Timidamente comenzamos a mover los brazos, luego las piernas y sentí como la violencia del mar no me dejaba avanzar en su contra, pero ya no tenía corriente! No podía hacer nada más. Seguí intentando nadar para no hundirme. Asi que seguí intentandolo, aveces me agotaba, pero porfiada como soy, jamás dejé de intentarlo. Una noche, cuando mi cuerpo no era más que un estropajo naufragando en el mar, miré hacia el cielo y un bello dibujo parecido a una sonrisa me saludó! No pude hacer más que devolverle una miserablr mirada de cansancio y me dormí.
Algo pasó despues...
Pero desperté y una isla me regaló los frutos mas dulces que mi boca salada pobró alguna vez... entonces por primera vez agradecí. Y lloré como una niña, porque ya no era parte del mar, y estabamos frente a frente, lo miré como preguntandole porke me había dejado en ese lugar... asi, sentada, mirandonos por primera vez sin reflejos, sin corrientes, solos.
Me dijo: "hola libertad!"
Ese fue el momento en que pre/sentí sentir.